miércoles, 17 de mayo de 2006

El Código Da Vinci



Me siento casi obligado a publicar hoy este post sobre el fenómeno editorial por excelencia de los últimos años, "El código da Vinci" de Dan Brown. Hoy se presenta en sociedad la esperada película sobre el libro. Yo personalmente no espero nada de ella por varias razones:

1.- El libro lo devoré en 5 días como un poseso, no podía dejar de leer. Pero una vez que lo acabé me quedé con una sensación de vacío que sólo producen los libros malos. Sí, te cuentan una historia más o menos interesante (para mí se estropea conforme el libro avanza) pero vacía de contenido. Y eso para no mencionar la calidad literaria (he leído algún capítulo en inglés y no es culpa del traductor al español).

2.- Casi nunca una película supera, ni tan siquiera iguala, al libro predecesor (ejemplos, "el señor de los anillos", "lo mejor que le puede pasar a un cruasant", "la tabla de Flandes" y esperemos a ver que pasa con el Capitán Alatriste, yo lo espero con impaciencia,...)

3.- La publicidad previa de una película, los montajes grotescos en que se embarcan sus protagonistas, para mi nunca son de fiar. Es más, pienso que esto responde al único hecho de intentar vender a lo bestia un producto mediocre que ha costado una pasta gansa y que hay que amortizar.

Para ser sinceros, creo que esta película la veré cuando la consiga de algún amigo que me la deje ver en mi reproductor de DVD (merece la pena tener amigos caprichosos que no les importe gastar dinero en estas cosas...).

Pero volvamos al libro, que es lo que interesa, al menos, un poco más. ¿Por qué ha gustado tanto, se ha vendido tanto, se ha leído tanto, si no es tan bueno? Se habla de religión y creo que eso, nos guste o no, vende. La historia se teje a través de una trama de intriga eclesiástica e histórica con el objetivo de encontrar el Santo Grial o Sangreal (que perece ser la tumba de María Magdalena, esposa de Jesús con el que tuvo descendencia, los merovingios, así como diversos textos sobre la verdadera historia de la vida de Cristo) custodiado por el Priorato de Sión; en toda esta historia se ven involucrados un historiador americano Robert Langdon y la nieta del Gran Maestre del Priorato, Sophie Neveu. Tb está involucrado el Opus Dei, organización que no sale muy bien parada, a través del obispo Manuel Aringarosa y su fiel compañero Silas.

El uso de la historia alterada suele dar muy buen resultado en las novelas, sobre todo si nos cuentan lo que queremos oír. Y hay más: en la novela resulta fundamental el papel que juega un número muy famoso en Matemáticas, el número Phi (fi) o más conocido como número de oro o número aúreo. Pues bien, el protagonista de nuestra novela lo define como 1'618 (habla de su número preferido), cuando en realidad resulta de resolver la ecuación x^2=x+1. Esto da un número irracional (decimal que no tiene fin, es infinito) 1'6180339.... Para ser el número preferido del señor Langdom, parece que no lo conoce muy bien.

En definitiva, libro para pasar el rato, sin mucho pensar y poco donde rascar. Ideal para vacaciones despreocupadas.

¡Feliz Estreno!