sábado, 16 de enero de 2010

La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina

No tiene este libro un título nada común y, desde luego, a priori tampoco se diría que nada comercial. Sin embargo su éxito de ventas viene a demostrar que no siempre un título hace a un libro exitoso. Más bien es el boca a boca lo que lleva a un libro, la mayoría de las veces, a convertirse en un éxito de ventas. Y en este caso ya no sólo un éxito de ventas, sino un verdadero fenómeno literario internacional. La saga de Millenium está apoyada también por su versión cinematográfica, de la que ya tenemos en cartelera la segunda entrega Millennium II (película comentada, por cierto, en opinaRed cine).


En lo que al libro y su argumento se refiere, podemos dividirlo en tres partes:

La primera parte del mismo se centra en retomar la trama del libro anterior, Los hombres que no amaban a las mujeres, y transforma a Lisbeth Salander, que adopta una nueva vida, una nueva imagen y una nueva relación sentimental. Toda esta parte se centra en ella y sus relaciones con los distintos personajes que aparecieron en el primer libro y con algunos nuevos que conoce en sus viajes.

En la segunda parte se desarrolla lo que a mi juicio constituye el meollo interesante del libro. Se producen los asesinatos, la desaparición, la búsqueda, el dispositivo policial y las relaciones, no siempre amistosas, entre sus miembros. Y, por supuesto, la sagacidad de Mikael Bromkvist que no puede dejar a su ex-compañera en la estacada.

Finalmente en la tercera parte se produce el desenlace de los diversos personajes que han intervenido en la trama. No los desvelaré aqui de ningún modo, pero sí apuntaré a que son vibrantes, por la cantidad de acontecimientos que ocurren, e inesperados la mayoría de ellos.

Portada de la edición francesa

Puede ser que aquí resida el éxito de los libros de Stieg Larsson. Es capaz de narrar acontecimientos que en la mayoría de los casos son inesperados, o al menos difíciles de imaginar, y sus libros van cogiendo carrerilla dramática conforme avanza la narración. Una vez más, me atrevo a recomendar este libro sin temor a equivocarme.