martes, 31 de diciembre de 2013

Doce uvas con doce libros (VI)

Una vez más (¡y ya van 6 años!) nos lanzamos a felicitar la nochevieja con el propósito de leer buenos libros, y en fechas tan señaladas no pueden ser ni más ni menos que 12. Esta es nuestra selección para este, esperemos, feliz 2014:

1º.- "Operación dulce" de Ian McEwan. Año nuevo y novela nueva de McEwan que ya espera ansiosa en las estanterías de mi biblioteca. Me declaro incondicional, así que propuesta esperada para el año 2014.








2º .- "Yo fui a EGB" de Javier Ikaz y Jorge Díaz, porque yo he sido de esa generación que se comió un Drácula o un Frigopié y mastiqué un chicle Cheiw de Fresa Ácida. Porque he visto a mi hermana llevar hombreras y en mi comunión el regalo estrella fue un Casio Calculadora. Todos los que fuimos a EGB sabemos que hay mil historias que contar y estamos deseando retroceder en el tiempo para recordarlas todas en este libro totalmente ilustrado y escrito por los autores del exitoso blog "Yo fui a EGB", seguido por más de medio millón de personas y ganador del Mejor Blog Personal y Mejor Blog del Público en los Premios Bitácoras. Por estos motivos este será una de mis lecturas en el próximo año, y para recordar que "no somos nostálgicos, más que nada porque no hay nostalgias como las de antes".



3º .- "Mientras pueda pensarte" de Inma Chacón, quizá es cierto eso que dicen de que "la tierra tira" y por eso trato de leer cada año algún libro cuyo autor sea extremeño. Acercarme a esa literatura de la tierra y sentir que somos mucho más que jamones de "pata negra". El año pasado ya quedé asombrado con Jesús Carrasco y su "Intemperie" o con la poesía de José Manuel Díez y su "Baile de Máscaras". No he podido evitar interesarme por este "Mientras pueda pensarte" de Inma Chacón. Quizá el apellido que tiene hace que la considere aún más interesante, pero no quería quedarme sólo en un apellido y pretendo hablar con fundamento. Así que este año sigue tocando literatura extremeña, este año es Inma Chacón la elegida. Ya os contaré, a los extremeños en particular, y a todos en general...





4º .- "Y las montañas hablaron" de Khaled Hosseini. Tras leer dos obras del mismo autor "Cometas en el cielo" y "Mil soles espléndidos" ya se ha convertido en un referente de nuestras lecturas. Sin duda un libro del que esperamos mucho por lo que ya nos ha demostrado este autor. Otro acercamiento a ese Afganistán de guerras y conflictos. Seis años después de la publicación de su anterior novela y superados los 38 millones de ejemplares vendidos en todo el mundo, Khaled Hosseini, cuenta con todo nuestro respeto y queremos volver a disfrutar de ese inmenso talento que posee para narrar historias con valor universal y una inagotable capacidad para crear personajes que resultan asombrosamente cercanos y auténticos.





5º .-  "Hacia la boda" de John Berger. Esta es una historia de encuentros y desencuentros, de personas y a mi me atrae especialmente porque también hay motos. Motos que realizan un viaje hacia el yo interior del protagonista, pero moto al fin y al cabo. Hace tiempo que quería leer algo de Berger, y creo que este será un buen comienzo.









6º .- Recuerdo que al menos cinco personas me han dicho lo mismo este año: "Tienes que leer "Dime quien soy" de Julia Navarro, y si tanta gente me lo recomienda será que merece la pena, o al menos eso me gustaría pensar.He leído algo por encima, algunas críticas, algunas opiniones... y parece ser que es uno de esos libros que engancha. Básicamente por esto, por lo que se denomina el boca a boca, va a ser una de mis lecturas seguras el próximo año...ya os contaré si debo fiarme de las recomendaciones de mis amigos, o hacer caso omiso de ellas en un futuro.





7º.- "El poder de las sonrisas" es el útimo libro de Jaume Sanllorente, el fundador de Sonrisas de Bombay, quien se encarga de contar cómo las sonrisas de los más desfavorecidos de la ciudad india se convirtieron primero en un compromiso personal y, luego, en un empeño colectivo que cambió su vida y generaron un movimiento capaz de transformar destinos y ensanchar horizontes.
A partir de un viaje transformador a la India, narrado en este libro, el autor asume la misión de crear una organización capaz de transformar y mejorar las condiciones de vida de los habitantes de los slums de Bombay, además de denunciar las vulneraciones de los derrechos y la exclusión que sufren muchas personas en esa ciudad. Ese movimiento se ha convertido en una organización que atiende a más de 5.000 personas y de 1.000 escuelas, con cientos de trabajadores y colaboradores y miles de socios en España. El poder de las sonrisas narra la construcción de este sueño, la creación de equipos, el desarrollo de campañas y describe la capacidad de transformar la realidad de muchas personas que se benefician de los proyectos educativos y sanitarios impulsados por la ONG. Creo que sobran los motivos, para que este libro sea una de nuestras lecturas para el 2014.



8º .- "Un saco de canicas" de Joseph Joffo. Un clásico de las lecturas obligatorias en BUP, del que muchos estudiantes pudieron disfrutar en los años en que cada lectura era un verdadero descubrimiento. No lo leí en su momento, así que he sucumbido a la tentación y pienso leerlo.










9º .- "El factor humano" de John Carlin. Cuando un personaje muere pasa a englosar el olimpo de los mitos y a todos nos entra un ansia desmedida por conocer más del personaje y de la persona. John Carlin vivió cerca de Mandela durante muchos años por lo que este libro puede saciar esa sed de saber y conocer al verdadero lider sudafricano.












10º .- "Historia de los cambios climáticos" de José Luis Comellas. Este astrónomo aficionado se lanza en esta ocasión a hacer un repaso de la climatología que ha afectado a la Tierra a lo largo de su historia. Promete ser entretenido y formativo a la vez. Y tal vez arroje algo de luz sobre el tan tarído cambio climático que nos afecta en la actualidad.








11º .- "Correr para vivir" de López Lomong. Este sudanés fue secuestrado por un grupo armado cuando tenía seis años. Su familia lo dio por muerto, pero él logró huir... y convertirse en atleta olímpico. De los campos de exterminio de Sudán a las Olimpiadas de Pekín y Londres. A pesar de sus triunfos deportivos, no olvida su pasado y este libro es un homenaje a los 20.000 niños perdidos de su país que, como él, vieron un día truncadas sus vidas para siempre. Un libro autobiográfico, un testimonio estremecedor de alguien que no quiso rendirse y que gracias a su fuerza de voluntad hizo realidad sus sueños. Un libro que conjuga deporte y vida, superación y fe, ya promete ser una gran lectura.



12º .- "Canadá" de Richard Ford. La mejor novela del autor, deslumbrante y conmovedora a la vez. Esto son los comentarios generalizados sobre esta última novela del escritor estadounidense Richard Ford, lo cual la hace toda una declaración de intenciones para generarme expectativas suficientes para leerla en este año entrante de 2014. Las grandes extensiones de bosques canadienses han acabado por convencerme de que esta novela puede estar muy bien.


miércoles, 25 de diciembre de 2013

¿QUÉ LIBRO REGALAN LOS ESCRITORES?

Para averiguarlo, hemos pedido a cuatro novelistas que compartan con nosotros sus obras favoritas para estas Navidades. El consagrado Javier Marías, la finalista del Premio Planeta 2011, Inma Chacón, la filóloga Blanca Riestra y el debutante José C. Vales aceptan el reto.

1.- ¿Qué libro le regalarías estas Navidades a un familiar muy querido?

2.- ¿Qué libro le regalaría a su amigo o amiga más entrañable?

3.- ¿Qué libro le obsequiaría a un niño?

4.- ¿Qué libro le gustaría que le regalasen a usted y cómo lo querría?¿En papel o digital?



Blanca Riestra: Viajar a China en el tren de Lucas.

1.- Responso. La vuelta completa. Cicatrices, de Juan José Saer, publicados en un solo volumen por El Aleph. Una especia de edición ómnibus de uno de los grandes renovadores de la narrativa en español desde Borges. Tres novelas deliciosamente escritas y llenas de personajes memorables. Engancha.

2.- El arrebato de Lol V Stein, de Marguerite Duras. Una novelita rara sobre la pérdida de la razón, las partes oscuras de la realidad, sobre la belleza. De lo mejor de Duras.

3.- Jim Botón y Lucas el maquinista, de Michael Ende, uno de los primeros cuentos que leí y disfruté de niña. Recuerdo que Jim -negro como el carbón- llegaba en un paquete a Lummerland, que la locomotora de Lucas se llamaba Emma y que los tres terminaban viajando a China, país donde descubrían por primera vez las naranjas.

4.- En papel, las obras completas de Emily Dickinson traducidas por José Luis Rey. Traducir poesía es muy difícil  solo puede ser realizado por un poeta. En este caso, las versiones que he leído me han parecido muy hermosas.


Inma Chacón: Interés por los clásicos japoneses.
1.- La fuga del maestro Tartini, de Ernesto Pérez Zúñiga (Alianza Editorial). Es la mejor novela que he leído en años: me fascina cómo el autro se ha colado en el alma del violinista, cómo se ha vestido de su piel y se ha empapado de su soledad, de sus sueños y de su melancolía.

2.- Baile de máscaras, de José Manuel Díez (Hiperión). Poesía de esa que a cualquier poeta le habría encantado escribir, sencilla pero profunda; de las que arañan el alma y al mismo tiempo la acarician. Auténtica y valiente.

3.- El reino de las tres lunas, de Fernando J. López (Alfaguara Juvenil), encantador alegato sobre la libertad y el respeto por el arte, la poesía y la música, a través de una novela juvenil de aventuras y de misterios.

4.- La novela de Genji, de Murasaki Shikibu (Destino), una de las novelas más antiguas del mundo. Desde que leí a Murakami y a Kawabata tengo muchísimas ganas de leer este clásico japonés, que prefiero hacerlo en papel.


Javier Marías: Stevenson y relatos fantásticos.

1.- Del vuelta del mar, de Robert Louis Stevenson (Reino de Redonda), una antología de la poseía de este gran escritor que he retraducido y reeditado recientemente. Es poesía menor, pero agradabilísima, y leerla da cierta sensación de sosiego, empezando por el bonito Réquiem que abre el volumen.

2.- Antología universal del relato fantástico, con prólogo y selección de Jacobo Siruela (Atalanta). Un magnífico volumen para pasar un poco de miedo estando a salvo, con bastantes obras maestras: el cuento fantástico es uno de mis géneros predilectos.

3.- Para seguir con Stevenson, La isla del tesoro. A no ser que los críos hayan cambiado del todo, creo que por esa novela tienen que pasar todos los del mundo, del sexo que sean.

4.- Si no me lo hubieran dado ya de oficio, la maravillosa edición de la Real Academia Española de la Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, de Bernal Díaz del Castillo (Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores). Es uno de nuestros más apasionantes clásicos, lamentablemente poco conocido, con una prosa de soldado y unos relatos no por escalofriantes menos verdaderos. Ese libro es un milagro en todos los aspectos.


José C. Vales: La última joya de Umberto Eco.

1.- Algún libro de la editorial Alba: son elegantes, con una factura clásica y una cuidada edición. Mi opción esta Navidad será un título que acaban de presentar: Los hermanos Karamázov, de Fiodor Dostoievski, con una novísima y brillante traducción del ruso que promete convertirse en todo un clásico en español: son mil páginas de gran literatura.

2.- Para mi amigo/a del alma he escogido una verdadera maravilla: El Atlas de las islas remotas. (Cincuenta islas en las que nunca estuve y a las que nunca iré), de Judith Schalansky, de Capitán Swing/Nórdica Libros. Algunos críticos han señalado el carácter "poético" de esta joya de la edición moderna, y no me parece que sea un adjetivo gratuito.

3.- Me aseguraré el cariño eterno de mis sobrinos con una selección clásica de álbumes de Goscini/Uderzo (Astérix) y de Hergé (Tintín). De los primeros, por ejemplo, regalaría el novedosísimos Astérix y los pictos (2013), a cargo de Jean-Yves Ferry y Didier Conrad. Del reportero Tintín escogería Aterrizaje en la Luna y Tintín en el Tíbet. Estos álbumes, de dibujos maravillosos y textos impagables, son algo que ningún niño debe perderse.

4.-Confío en que los Reyes me traigan la última joya de Umberto Eco, Historia de la tierra y los lugares legendarios,que ha sido recientemente publicado por Lumen. Pertenece a la serie que se inició con Historia de la belleza en 2004. Constituyen un catálogo imprescindible de la imaginería más querida del semiólogo italiano y una delicia para los amantes de la historia de las ideas estéticas. 


Un artículo que reproducimos en nuestro blog de OPINARED, que pertenece originariamente al periódico "Cinco Días", del miércoles 25 de diciembre de 2013. La entrevista original pueden leerla en el siguiente enlace:

martes, 24 de diciembre de 2013

Feliz Navidad


Desde opinaRed os deseamos una
Feliz Navidad 
cargada de ilusión, 
buenos deseos y, por supuesto, 
Libros, 
¡montones de libros!

jueves, 19 de diciembre de 2013

15 AÑOS DEL PREMIO NOBEL DE LITERATURA, JOSÉ SARAMAGO

Para celebra el 15º Aniversario del Premio Nobel de Literatura, José Saramago, Opinared viaja a Lisboa para visitar la Fundación que lleva su nombre.


La Cámara de los quemadores, la construcción de Brás de Alburquerque, hijo del virrey de la India; Alfonso de Alburquerque, había consturido en 1523, después de un viaje a Italia, que fue inspirado en el Palacio de los Diamantes, en Ferrara. Es a partir de junio 2012, la sede de la Fundación José Saramago. 
Con el tiempo la casa sirvió para diferentes funciones, tanto privadas como públicas, e incluso fue utilizada durante algún tiempo para el almacenamiento de bacalao.
La fundación José Saramago tiene la intención de que este emblemático edificio sea un espacio público en el que las exposiciones finales, conciertos, conferencias, cursos, seminarios, sean sus objetivos finales, por lo que sus dependencias se ponen al servicio de la cultura. La casa está abierta al público y consta de un conjunto de estructuras que datan de la primera ocupación de espacio, una sección importante de la pared Ferdinand, tanques romanos (cetárias) de base cuadrangular y restos de épcoa morisa... En ella podemos contemplar la vida del premio nobel, desde sus inicios. El edificio es de titularidad municipal, con licencia, por el protocolo firmado en julio de 2008, para la Fundación José Saramago por un periodo de 10 años.





Un 10 de diciembre de 1998 la Declaración Universal de los Derechos Humanos cumplía medio siglo de existencia y José Saramago estaba en Estocolmo para recibir la medalla del Premio Nobel de Literatura. En el brindis, el escritor recordó el aniversario de la carta de los derechos humanos e hizo un llamamiento a las ciudadanas y ciudadanos del mundo:

"Con la misma vehemencia con que reivindicamos los derechos, reivindiquemos también el deber de nuestros deberes. Tal vez así el mundo pueda ser un poco mejor". 

Puedes leer el discurso completo que hizo José Saramago ante los reyes de Suecia al recibir el Nobel de Literatura de 1998, en el siguiente enlace:



Quince años después las palabras dichas por Saramago aquél memorable día siguen actuales. Los deberes humanos todavía no figuran en documentos oficiales, pero la idea de que debemos reclamarlos cobra cada vez más sentido. "Las injusticias se multiplican, las desigualdades se agravan, la ignorancia crece, la miseria se expande", dijo Saramago, si todavía estuviera entre nosotros, seguiría repitiendo esas palabras y alertándonos sobre la ceguera en que vivimos. En este mes de diciembre de 2013, cuando se cumplen 15 años del Nobel, recordamos sus palabras y sus actos, y pese a los dificiles tiempos en que vivimos, encontramos motivos para celebrar y soñar con un mundo un poco mejor, donde los derechos humanos sean respetados, y los deberes ejercidos.

Este es nuestro pequeño homenaje al Nobel de Literatura portugués, del cuál ya comentamos uno de sus libros en Opinared "Las intermitencias de la muerte", cuyo enlace es el siguiente:

Y por supuesto no será el último libro que leamos y comentemos del gran escritor José Saramago.

miércoles, 18 de diciembre de 2013

MI PLANTA DE NARANJA LIMA

Desprende una ternura que lo hace irresistible, esa sería mi definición si me preguntan por este libro, "Mi planta de naranja lima" de José Mauro de Vasconcelos. Un viaje al Brasil de los años sesenta, a las famosas y míseras favelas. A través del personaje de Zezé, un niño de 5 años, de familia pobre, adorable y enormemente inquieto, lo que denominaríamos un "poco trasto", que sueña con ser adulto, llevar corbata algún día y conducir el coche más bonito del barrio. Un niño que también aparece como alguien extremadamente inteligente (aprende a leer por sí sólo) y muy sensible. De este modo, se refugia en Minguinho, un pequeño árbol de naranja lima al que le cuenta todos sus secretos. Una emotiva historia sobre un niño que se ve obligado a madurar precozcmente y que nos llegará al corazón.


Una de las más importantes novelas de la nueva literatura brasileña. Muy elogiada por la crítica y calurosamente recibida por el público. "Mi planta de naranja lima", con páginas de gran colorido narrativo y extraordinaria fuerza. Las ensoñaciones, la picardía, el sufrimiento y la ternura, sobre todo la ternura, atraerán al lector desde sus primeras páginas.
Siento un placer especial al descubrir libros que en otros países son grandes clásicos, como es este ejemplo en Brasil, y que en España apenas son conocidos. Es una manera de acercarse y conocer aún más otras culturas. "Mi planta de naranja lima" se adivina como una lectura rápida mientras nos ponemos en la piel del pequeño Zezé, el niño pobre brasileño. Hasta ahora este libro sólo se podía conseguir en nuestro país en ediciones latinoamericanas, por lo que es de agradecer que los chicos de Libros del Asteroide nos lo pongan tan fácil. Eso sí, si me aceptan una recomendación, dejen la lectura de este hermoso libro para una época en la que no estén demasiado melancólicos.
Últimamente, o desde hace un tiempo, se nos muestra el Brasil del Mundial de fútbol o el Brasil de los Juegos Olímpicos, libros como esté te demuestran la otra realidad, la que tratan de esconder. El Brasil de la pobreza extrema, de los niños criados en favelas en medio de mafias de contrabando y delincuencia, el Brasil más abandonado y más olvidado. Es una auténtica pena, la cantidad de dinero que se gastará Brasil en los últimos años en acontecimientos deportivos, y lo poco que seguirá invirtiendo en intentar crear un futuro mejor para todos estos "niños de la calle". Este libro tiene la gran virtud de mostrar ese otro Brasil, esa otra realidad, esos niños sin oportunidades ni futuros. Y por esto, entre otras cosas, lo considero un libro muy recomendable.



"Han pasado los años, mi querido Manuel Valadares. Hoy tengo cuarenta y ocho y a veces, en mi soledad, tengo la impresión de que sigo siendo un niño, de que vas a aparecérteme y a traerme cromos de artistas de cine o más canicas. Tú fuiste quien me enseñó la ternura de la vida mi Portuga querido. Hoy soy yo quien intenta distribuir canicas y cromos, porque la vida sin ternura no es gran cosa precisamente. A veces soy feliz con mi ternura, a veces me engaño, lo que es más común.
En aquel tiempo, en el tiempo de nuestro tiempo, yo no sabía que, muchos años antes, un Príncipe Idiota ante un altar preguntaba a los iconos, con los ojos llenos de lágrimas: "¿Por qué cuentan cosas a los niños pequeños?". 
La verdad, mi querido Portuga, es que a mí me contaron cosas muy temprano.
¡Adiós!"



En 1968, José Mauor de Vasconcelos encabeza la lista de "Best Sellers", con este libro "Mi planta de naranja - lima". Como ya hemos comentado, relata la vida de un niño con una gran sensibilidad que es forzado a pasar a la adultez debido a tristes circunstancias, y muestra sus sufrimientos y alegrías. Con una prosa suave y simple,esa cualidad sutil que establece un fecundo diálogo con el lector. Se convierte así en un libro de fácil lectura e interpretación, pero que sin duda alguna, no dejará al lector con la sensación de "haber perdido el tiempo". Despertando sobre todo un sentimiento de ternura y empatía con el personaje principal, el pequeño Zezé.





Sobre el autor -->

José Mauro de Vasconcelos, nació el 26 de febrero de 1920, en Bangú, Río de Janeiro, Brasil, y murió el 25 de julio de 1984, en Saô Pablo. Es hijo de madre india y padre portugués. En su infancia vivió en Natal (lugar que marcó su vida). Como autodidacta, ejerció diferentes oficios: fue entrenador de boxeadores, trabajador de haciendas, pescador y maestro en una escuela de pescadores, hasta que lo animó el deseo de viajar, de conocer su país e interpretarlo. Convivió con los indios, de quienes aprendió historias y tradiciones y acumuló experiencias. Se inició como cuentista oral, luego se profundizó y fue escritor. Tenía a su favor una excelente memoria, una rica fantasía y un intenso deseo de transmitir, de contar. En principio, fue un cuentista oral: con mímica y variadas entonaciones, inventaba y animaba sus cuentos. 
Cuando empezó a darles forma escrita, sus cuentos y novelas registraron su profundo espíritu de observación y esa cualidad sutil que establece un fecundo diálogo con el lector. 
Los deseos prematuros de su hermano Luis a los 27 años y su hermana Gloria a los 24 influyeron notablemente en su trabajo. Soñador empedernido y de una prosa suave y simple, ante todo fue un hombre que conoció el sufrimiento. Murió a los 64 años.
Otros libros suyos destacados son:

.-"Arará Vermelha"
.-"Barro Blanco"
.-"Calle descalza"
.-"Confesiones de Fray Calabaza"
.-"Lluvia de Estrellas"
.-"Rosinha, Mi Canoa"

viernes, 13 de diciembre de 2013

LETRAS PARA CRECER

UN LIBRO SOLIDARIO REÚNE A LOS MEJORES ESCRITORES EXTREMEÑOS.

Inma Chacón, Luis Landero, Javier Cercas, Pilar Galán... participan en "Letras para crecer". La inédita antología se puede adquirir a diez euros a través de la onegé.



Un libro inédito, una antología única, extremeña y además, solidaria. "Letras para crecer". Antología de autores extremeños reúne a los 60 mejores escritores extremeños en una obra cuya venta (al precio de 10 euros) servirá para crear 25 pequeñas bibliotecas con cuentos universales en los wawa wasi -casas de acogida de niños- del Alto Trujillo, una población marginal de Perú, donde trabaja desde hace cuatro años la onegé Extremayuda, impulsora de esta iniciativa. El médico cacereño Damián Gallego preside este colectivo con más de 300 socios.
El libro, editado por Norbanoza, se presentó ayer en el Colegio de Médicos de Cáceres con una masiva acogida. Muchos de los escritores que altruistamente han colaborado con su trabajo literario en esta iniciativa solidaria participaron ayer en la presentación, entre ellos José Luis Bernal, decano de la Facultad de Filosofía e Irene Sánchez Carrón, que se ha encargado de dar más valor a este proyecto. La obra se puede adquirir a diez euros y en los próximos días también se presentará en Miajadas y Trujillo.
El presidente de Extremayuda destaca la iniciativa solidaria que permitirá mejorar la vida de los menores de esta zona suburbial de Perú y el valor literario de una obra que reúne a los mejores autores extremeños del momento: Inma Chacón, Luis Landero, Javier Cercas, Pureza Canelo, Eugenio Fuentes, Irene Sánchez Carrión y Álvaro Valverde, Diego Doncel, Basilio Sánchez, Pilar Galán, Hidalgo Bayal,...). "Es un regalo único para estas fechas".



Fuente: Periódico Extremadura:

viernes, 6 de diciembre de 2013

DEP Nelson Mandela

Desde opinaRed no queremos dejar pasar la oportunidad de rendir un sentido homenaje al último Gran Hombre que le quedaba a la Humanidad. Y no se nos ha ocurrido mejor forma de hacerlo que reproduciendo estas sabias palabras que Mario Vargas Llosa le dedicó en el diario El País:


Nelson Mandela, el político más admirable de estos tiempos revueltos, agoniza en un hospital de Pretoria y es probable que cuando se publique este artículo ya haya fallecido, pocas semanas antes de cumplir 95 años y reverenciado en el mundo entero. Por una vez podremos estar seguros de que todos los elogios que lluevan sobre su tumba serán justos, pues el estadista sudafricano transformó la historia de su país de una manera que nadie creía concebible y demostró, con su inteligencia, destreza, honestidad y valentía, que en el campo de la política a veces los milagros son posibles.

Todo aquello se gestó, antes que en la historia, en la soledad de una conciencia, en la desolada prisión de Robben Island, donde Mandela llegó en 1964, a cumplir una pena de trabajos forzados a perpetuidad. Las condiciones en que el régimen del apartheid tenía a sus prisioneros políticos en aquella isla rodeada de remolinos y tiburones, frente a Ciudad del Cabo, eran atroces. Una celda tan minúscula que parecía un nicho o el cubil de una fiera, una estera de paja, un potaje de maíz tres veces al día, mudez obligatoria, media hora de visitas cada seis meses y el derecho de recibir y escribir sólo dos cartas por año, en las que no debía mencionarse nunca la política ni la actualidad. En ese aislamiento, ascetismo y soledad transcurrieron los primeros nueve años de los veintisiete que pasó Mandela en Robben Island.

En vez de suicidarse o enloquecerse, como muchos compañeros de prisión, en esos nueve años Mandela meditó, revisó sus propias ideas e ideales, hizo una autocrítica radical de sus convicciones y alcanzó aquella serenidad y sabiduría que a partir de entonces guiarían todas sus iniciativas políticas. Aunque nunca había compartido las tesis de los resistentes que proponían una “África para los africanos” y querían echar al mar a todos los blancos de la Unión Sudafricana, en su partido, el African National Congress, Mandela, al igual que Sisulu y Tambo, los dirigentes más moderados, estaba convencido de que el régimen racista y totalitario sólo sería derrotado mediante acciones armadas, sabotajes y otras formas de violencia, y para ello formó un grupo de comandos activistas llamado Umkhonto we Sizwe, que enviaba a adiestrarse a jóvenes militantes a Cuba, China Popular, Corea del Norte y Alemania Oriental.

Debió de tomarle mucho tiempo —meses, años— convencerse de que toda esa concepción de la lucha contra la opresión y el racismo en África del Sur era errónea e ineficaz y que había que renunciar a la violencia y optar por métodos pacíficos, es decir, buscar una negociación con los dirigentes de la minoría blanca —un 12% del país que explotaba y discriminaba de manera inicua al 88% restante—, a la que había que persuadir de que permaneciera en el país porque la convivencia entre las dos comunidades era posible y necesaria, cuando Sudáfrica fuera una democracia gobernada por la mayoría negra.

En aquella época, fines de los años sesenta y comienzos de los setenta, pensar semejante cosa era un juego mental desprovisto de toda realidad. La brutalidad irracional con que se reprimía a la mayoría negra y los esporádicos actos de terror con que los resistentes respondían a la violencia del Estado, habían creado un clima de rencor y odio que presagiaba para el país, tarde o temprano, un desenlace cataclísmico. La libertad sólo podría significar la desaparición o el exilio para la minoría blanca, en especial los afrikáners, los verdaderos dueños del poder. Maravilla pensar que Mandela, perfectamente consciente de las vertiginosas dificultades que encontraría en el camino que se había trazado, lo emprendiera, y, más todavía, que perseverara en él sin sucumbir a la desmoralización un solo momento, y veinte años más tarde, consiguiera aquel sueño imposible: una transición pacífica del apartheid a la libertad, y que el grueso de la comunidad blanca permaneciera en un país junto a los millones de negros y mulatos sudafricanos que, persuadidos por su ejemplo y sus razones, habían olvidado los agravios y crímenes del pasado y perdonado.

Habría que ir a la Biblia, a aquellas historias ejemplares del catecismo que nos contaban de niños, para tratar de entender el poder de convicción, la paciencia, la voluntad de acero y el heroísmo de que debió hacer gala Nelson Mandela todos aquellos años para ir convenciendo, primero a sus propios compañeros de Robben Island, luego a sus correligionarios del Congreso Nacional Africano y, por último, a los propios gobernantes y a la minoría blanca, de que no era imposible que la razón reemplazara al miedo y al prejuicio, que una transición sin violencia era algo realizable y que ella sentaría las bases de una convivencia humana que reemplazaría al sistema cruel y discriminatorio que por siglos había padecido Sudáfrica. Yo creo que Nelson Mandela es todavía más digno de reconocimiento por este trabajo lentísimo, hercúleo, interminable, que fue contagiando poco a poco sus ideas y convicciones al conjunto de sus compatriotas, que por los extraordinarios servicios que prestaría después, desde el Gobierno, a sus conciudadanos y a la cultura democrática.

Como la gota persistente que horada la piedra, fue abriendo puertas en esa ciudadela de desconfianza.

Hay que recordar que quien se echó sobre los hombros esta soberbia empresa era un prisionero político, que, hasta el año 1973, en que se atenuaron las condiciones de carcelería en Robben Island, vivía poco menos que confinado en una minúscula celda y con apenas unos pocos minutos al día para cambiar palabras con los otros presos, casi privado de toda comunicación con el mundo exterior. Y, sin embargo, su tenacidad y su paciencia hicieron posible lo imposible. Mientras, desde la prisión ya menos inflexible de los años setenta, estudiaba y se recibía de abogado, sus ideas fueron rompiendo poco a poco las muy legítimas prevenciones que existían entre los negros y mulatos sudafricanos y siendo aceptadas sus tesis de que la lucha pacífica en pos de una negociación sería más eficaz y más pronta para alcanzar la liberación.

Pero fue todavía mucho más difícil convencer de todo aquello a la minoría que detentaba el poder y se creía con el derecho divino a ejercerlo con exclusividad y para siempre. Estos eran los supuestos de la filosofía del apartheid que había sido proclamada por su progenitor intelectual, el sociólogo Hendrik Verwoerd, en la Universidad de Stellenbosch, en 1948 y adoptada de modo casi unánime por los blancos en las elecciones de ese mismo año. ¿Cómo convencerlos de que estaban equivocados, que debían renunciar no sólo a semejantes ideas sino también al poder y resignarse a vivir en una sociedad gobernada por la mayoría negra? El esfuerzo duró muchos años pero, al final, como la gota persistente que horada la piedra, Mandela fue abriendo puertas en esa ciudadela de desconfianza y temor, y el mundo entero descubrió un día, estupefacto, que el líder del Congreso Nacional Africano salía a ratos de su prisión para ir a tomar civilizadamente el té de las cinco con quienes serían los dos últimos mandatarios del apartheid: Botha y De Klerk.

Cuando Mandela subió al poder su popularidad en Sudáfrica era indescriptible, y tan grande en la comunidad negra como en la blanca. (Yo recuerdo haber visto, en enero de 1998, en la Universidad de Stellenbosch, la cuna del apartheid, una pared llena de fotos de alumnos y profesores recibiendo la visita de Mandela con entusiasmo delirante). Ese tipo de devoción popular mitológica suele marear a sus beneficiarios y volverlos —Hitler, Stalin, Mao, Fidel Castro— demagogos y tiranos. Pero a Mandela no lo ensoberbeció; siguió siendo el hombre sencillo, austero y honesto de antaño y ante la sorpresa de todo el mundo se negó a permanecer en el poder, como sus compatriotas le pedían. Se retiró y fue a pasar sus últimos años en la aldea indígena de donde era oriunda su familia.

Mandela es el mejor ejemplo que tenemos —uno de los muy escasos en nuestros días— de que la política no es sólo ese quehacer sucio y mediocre que cree tanta gente, que sirve a los pillos para enriquecerse y a los vagos para sobrevivir sin hacer nada, sino una actividad que puede también mejorar la vida, reemplazar el fanatismo por la tolerancia, el odio por la solidaridad, la injusticia por la justicia, el egoísmo por el bien común, y que hay políticos, como el estadista sudafricano, que dejan su país, el mundo, mucho mejor de como lo encontraron.
 
Descanse en paz, Madiba 
 

miércoles, 4 de diciembre de 2013

LAS LÁGRIMAS DE SAN LORENZO

Otra estrella fugaz...

"ESTA HERMOSA Y CONMOVEDORA NOVELA ES UNA ELEGÍA A LAS LÁGRIMAS DE LA HUMANIDAD..." 
(J. ERNESTO AYALA-DIP, Babelia)


Por una vez, y sin que sirva de precedente, voy a creer en eso que algunos llaman "destino", otros "casualidad" y yo habitualmente "cruce de caminos" sin más. Voy a tratar de explicar este "cruce de caminos" que experimento con este libro en particular. El libro es el regalo que pone fin a un verano de esos que no se olvidan con facilidad, como yo digo un verano "de vuelta al pasado feliz", un verano en una de las ciudades que han marcado mi vida, una de esas ciudades especiales en mi nostalgia, Cáceres, dónde siempre que vuelvo la vida me sigue pareciendo diferente allí. Y me lo regaló alguien especial como Antonio Frutos, una de esas personas que sabes que estará toda la vida ahí, de esas que cada día son más difíciles de encontrar y que vale la pena esforzarse para que nunca se vayan, al menos, no del todo. Uno de esos "hermanos" que lo único que no compartes con él son genes. Podríamos decir que este es el primer camino que aparece... 


                                                                                             













...Luego empiezo a leer y para mi más absoluta sorpresa aparece esto: "Sobre la postal nocturna que los tejados del casco viejo de Coimbra forman junto  con el río Mondego (éste con sus orillas iluminadas por las farolas y los neones de los hoteles y los cafés que miran a él), la luna permanece quieta como si estuviera pegada al cielo y a la ciudad. Pero yo sé que eso no es verdad. Sé que esta luna redonda que ahora hechiza los tejados de Coimbra y su río la he visto en miles de sitios, quizá porque, cuando era más joven, miraba al cielo todas las noches y no, como haría después, sólo cuando la soledad o el miedo me atormentaban más de la cuenta. (...)Así que la luna de Coimbra me transporta a otras lunas y otras noches como si de cada una de ellas se desprendiera otra, igual que esas muñecas de juguete que esconden varias en su interior. En cada una de ellas pervive una persona, o una ciudad, o una época, pero también la melancolía de su pérdida; esa melancolía que ahora se mezcla en mi corazón con la de esta vieja ciudad universitaria a la que he venido a parar huyendo del frío del norte y buscando la cercanía de España (...)" y es que Coimbra es otra de esas ciudades que siempre me traerá ese sentimiento de melancolía cuando la recuerdo, esa sensación de felicidad de los nueve meses de mi vida más especiales, era una época universitaria que valoraré mucho más pasado los años, que en aquel momento concreto del 2004... Otro camino, otra ciudad especial, otro sentimiento de melancolía, al que me transporta estas "Lágrimas de San Lorenzo". Sin duda, si hay un libro para cada momento de la vida, éste llegó en el momento preciso.



                                  




Y después de explicar y situar un poco "mis caminos", me encuentro con una historia sobre el paso del tiempo y la memoria. Una historia sobre los paraísos e infiernos perdidos -padres e hijos, amantes y amigos, encuentros y despedidas- (¿podría haber encontrado un libro más adecuado para ese momento de mi vida?) que recorren toda una vida entre la fugacidad del tiempo y los anclajes de la memoria. Julio Llamazares vuelve a usar un lenguaje preciso y poderoso para dibujar una atmósfera poética a través de la cual la voz de narrador evoca y cuenta los pormenores de una existencia vivida con reflexión y emoción a un tiempo. Esta obra de la narrativa española nos narra la historia de como un profesor de universidad que ha rodado por Europa como una bola del desierto sin echar raíces en ningún lugar concreto regresa a la isla de Ibiza, dónde pasó sus mejores años de joven, para asistir junto con su hijo a la lluvia de estrellas de la mágica noche de San Lorenzo. La contemplación del cielo, el olor del campo y del mar y el recuerdo de los amigos perdidos desatan en él la melancolía, pero también la imaginación.




"Nos pasamos la mitad de la vida perdiendo el tiempo y la otra mitad tratando de recuperarlo"


SOBRE EL AUTOR -->


JULIO LLAMAZARES, nació en Vegamián (León) en 1955. Su obra abarca prácticamente todos los registros literarios, desde la poesía -La lentitud de los bueyes (1979) y Memoria de la nieve (1982)- a la literatura de viaje- El río del olvido (1990, Afaguara, 2006), Trás-os-Montes (1999), y Las rosas de piedra (2008), primer volumen de un recorrido sin precedentes por España a través de sus catedrales-, pasando por la novela- Luna de lobos (1985), La lluvia amarilla (1988), Escenas de cine mudo (1994) y el Cielo de Madrid (2005)-, la crónica - El entierro de Genarín (1981)-, el relato corto- En mitad de ninguna parte (1995)- y el guión cinematográfico. Sus artículos periodísticos, que reflejan en todos sus términos las obsesiones propias de un narrador extraordinario, han sido recogidos en los libros En Babia (1991), Nadie escucha (1995) y Entre perro y lobo (2008). Su último libro es el volumen de relatos titulado Tanta pasión para nada (2011).

martes, 3 de diciembre de 2013

¿QUÉ PODEMOS HACER PARA QUE LOS NIÑOS LEAN?

SI LOS NIÑOS LEEN, SU CEREBRO SE DESARROLLARÁ DE OTRA MANERA MÁS "ESTILIZADA"


A los 4 años de edad, los estímulos influyen sobre el desarrollo de la corteza cerebral, pero este efecto es mucho más pequeño a la edad de 8 años. Me refiero a los estímulos que proporciona la lectura (ahora no vamos a discutir sobre la lectura de qué libros, en qué formato, su precio desorbitado, etc.)
La cuestión es que si los niños leen de pequeños, sus cerebros crecerán y se desarrollarán de una forma distinta al cerebro de los niños que no suelen leer. Concretamente, parece que el cerebro se "estiliza".
Es lo que sugiere un estudio llevado a cabo por Martha Farah y sus colegas investigadores de la Universidad de Pennsylvania en la Reunión Anual de la Sociedad de Neurociencia. Para llevar a cabo el experimento, seleccionaron a 64 niños a los que hicieron un seguimiento desde su nacimiento hasta la adolescencia, donde se evaluó su ambiente, se cuantificaron los libros y juguetes educativos, así como los estímulos proporcionados por los padres.
Diez años después, los científicos descubrieron que los niños que habían recibido más estimulación mental a los 4 años presentaban una corteza cerebral más delgada, más estilizada, lo que provoca que el procesamiento de información se más eficiente.


Pero ¿qué pasa exactamente, en tiempo real, en el cerebro de una persona que lee y entiende lo que lee, a diferencia de una persona que simplemente mira las imágenes en una pantalla o escucha palabras de un cuentista?
En 2009, la revista Psychological Science publicó un estudio al respecto, llevado a cabo en el Laboratorio de Cognición Dinámica de la Universidad de Washington, cuya principal investigadora fue Nicole Speer.

"Los lectores simulan mentalmente cada nueva situación que se encuentran en una narración. Los detalles de las acciones y sensaciones registrados en el texto se integran en el conocimiento personal de las experiencias pasadas. Las regiones del cerebro que se activan a menudo son similares a las que se activan cuando la gente realiza, imagina u observa actividades similares en el mundo real"

Si queréis, de todas maneras, profundizar en la cuestión de que no es lo mismo leer un texto lineal en un libro que un texto jalonado de hipertextos en Internet, aquí tenéis un artículo donde profundizo más en la cuestión.


Con todo, inculcar la lectura en niños no es tarea fácil. Y en muchas ocasiones no es tan sencillo como la simple crianza: la genética también juega un papel relevante...

Entonces: ¿Qué podemos hacer para qué los niños lean?

(Artículo de Sergio Parra (@SergioParra_), publicado en su blog "Papel en blanco")

martes, 19 de noviembre de 2013

DIARIO DE INVIERNO


En este libro Paul Auster mezcla la novela y la autobiografía para rememorar distintos episodios de su vida, entre ellos sus primeras experiencias sexuales, sus ataques de pánico o las estancias hoteleras antes de su permanencia en Park Slope.
Después de ejercicios rutinarios de best seller de "qualité" y metaliteratura de relleno, un sexuagenario Paul Auster nos conduce con maneras no lineales y perspectiva en segunda persona a través de su memoria para crear situaciones de carácter sexual, familiar, amoroso, sociocultural... Es un texto de reflexión agridulce con dosis de lirismo y tramos de artificio efectista, adornos complacientes y reiterativos de lugares, personas y anécdotas de trascendencia menor, que siendo sinceros, interesarán a él y sus familiares más cercanos, pero nada al lector en general, o esa ha sido mi impresión.
Su narración alterna pasajes de exquisita elegancia formal, alguna ironía poco incisiva y rasgaduras emocionales, con situaciones deslavazadas que reciclan sentimientos y expresiones poco originales. Una lectura, que al menos en mi caso particular, me ha resultado totalmente indiferente.
Paul Auster se ha propuesto tener una cita anual con sus lectores desde hace algún tiempo, lo que sus numerosos aficionados en todo el mundo agradecen. Sin embargo, también es cierto que desde "Brooklyn Follies", del año 2005, el escritor parece empeñado en publicar libros deliberadamente menores. La sensación es de que la mayoría de las veces sólo ha querido cumplir con sus editores, pero rehuye el desafío de superarse a sí mismo.
Es lo que ocurre con "Viajes por el Scriptorium" y "Un hombre en la oscuridad", claros ejercicios de estilo con poca enjundia. Le quedó mucho más redonda su obra "Insivisible", quizá su mejor obra del último lustro, con pocas novedades pero de gran interés. Su último volumen hasta la fecha había sido "Sunset Park", que empieza con fuerza, pero se acaba apresuradamente. Ahora, Anagrama, publica en España este "Diario de Invierno", que tampoco tiene grandes pretensiones, y su lectura me lo ha demostrado.
En este "Diario de invierno", retoma la faceta autobiográfica mostrada anteriormente en alguna de sus obras. En primer lugar repasa acontecimientos de diferentes etapas de su vida que se le quedaron grabados, como el golpe que recibió cuando uno de los jugadores contrarios se le abalanzó encima durante un partido de béisbol, su descubrimiento del sexo junto con una prostituta, una reflexión sobre la edad de las personas que le brinda su admirado actor Jean-Louis Trintignant, y sobre todo un accidente de tráfico del que se siente principal culpable. Además, el escritor rememora la totalidad de casas donde ha vivido a lo largo de su vida, desde la calle South Harrison, 75, en Nueva Jersey donde su familia habitó cuando era bebé, pasando por sus residencias en París durante su juventud y las que compartió con sus parejas.



En esta ocasión aunque está hablando de sí mismo, Paul Auster, escribe en segunda persona, una técnica difícil pero que ya le había dado buen resultado en alguna otra obra. Gracias a esto logra bastante fuerza, al tiempo que provoca la sensación de que el autor se observa a sí mismo. Como es habitual el autor demuestra su dominio de las estructuras imaginativas.
Por lo demás, apenas aporta novedades al universo de Auster. La mayoría de datos que ofrece sobre su vida son ya sobradamente conocidos, y aunque al principio promete, no aporta la profundidad que sería deseable. Queda una serie de pensamientos interesantes.



En conclusión, un libro que no me ha gustado en absoluto, se me ha hecho eterna su lectura (de esas veces que te tienes que poner un número de páginas para leer al día porque sino sabes que nunca lo terminarás), describe capítulos de su vida que para el lector no son nada interesantes, quizá sí para su familia y amigos, una de esas decepciones en mayúsculas. Mi primer acercamiento a Paul Auster convertido en una verdadera decepción, no obstante, intentaré darle otra oportunidad con otra de sus obras. 




"Tus pies descalzos en el suelo frío cuando te levantas. Tienes setenta y cuatro años. Afuera, la atmósfera es gris, casi blanca, no se ve el sol. Te preguntas: ¿Cuántas mañanas me quedan? Se ha cerrado una puerta. Otra se ha abierto. Has entrado en el invierno de tu vida"