sábado, 1 de agosto de 2015

Horologium

Viviré siempre con la culpa, pero aprenderé a hacerlo y ser feliz. Tengo que perdonarme.


Este es el título de la novela de Rosa Agudo que ha sido galardonada con el Premio Desnivel de literatura de montaña en el año 2014. Horologium es el nombre en latín de la constelación del reloj, poco conocida en el hemisferio norte pues resulta invisible desde nuestras latitudes. En cualquier caso resulta un título original para una novela y del que sólo comprenderemos su justificación si aguantamos su lectura hasta las últimas páginas.

Constelación del Reloj
La novela nos narra la historia de un chico argentino Álex afincado en España y con una personalidad compleja y solitaria. Le gusta la escalada y esta inmerso en una relación sentimental que corta y retoma, mientras su experiencia vital se complica y se aclara por momentos. Él, Alex, es el protagonista principal de la historia y en torno al que giran todas las otras tramas que de una u otra manera le afectan. Aunque también resulta relevante la visión que de la relación con Alex nos da su pareja, Jimena, actor secundario pero fundamental para comprender los desvaríos que va sufriendo Alex.


Es una historia de amor pura y dura, aunque algo enredada y de difícil comprensión hasta el último tercio de la misma. Puede que ahí radique su originalidad, pero resulta molesto ir leyendo historias y reacciones de los personajes sin comprender muy bien la relación que tienen con la trama general. Yo esta novela la calificaría de romántica, salvo por los últimos capítulos donde la escalada toma protagonismo en la historia y le da sentido al argumento. Pero a mi se me ha hecho pesada hasta llegar a ese final. El tiempo es recurrente, visto desde varios personajes con historias entrecruzadas. La historia no avanza y cuesta ir entendiendo que pasa y porqué. 

Para complicarlo todo un poco más, tenemos la historia pasada de Juan, compañero póstumo de Alex, al que acompañaba en sus escladas. Su vida se cruza ante nosotros intentando buscar paralelismos con la propia vida de Álex. Tal vez resulta un poco forzado.

Este premio para mi gusto está derivando en historias psicológicas, románticas y cada vez menos en historias de montañas y montañeros. Desde Huída al Tibet (Premio Desnivel 2011), los argumentos se centran más en los pensamientos de los personajes que en la verdadera historia de montaña, que pasa a ser sólo un accesorio para justificar la participación en un certamen en el que se supone que la protagonista por escelencia debe ser la montaña.


Puede que sea demasiado purista, pero cuando compro un libro de montaña quiero que la montaña sea la protagonista de la historia y que los personajes me cuenten lo que sienten, sufren o piensan en la increíble aventura que supone escalar una montaña. Aunque las relaciones personales formenparte de la trama. Como hecho de menos una relectura del grandiso Mal de altura, de John Krakauer. Para mi ese es el máximo exponente de la literatura de montaña y no estas historias muchas veces ñoñas en que se está convirtiendo el Premio Desnivel de Literatura.

Me parece justo añadir a este post la explicación que la autora da de su propio libro y como justifica la presencia de la escalada y cuál es el tema principal que guía toda la composición.